21 días son el tiempo suficiente para que tus neuronas dejen de jugar a hacerse un ovillo, para que aprendan a girar en el sentido opuesto y el ovillo se deshaga. Entonces, ya puedes comenzar a tejer, aunque sin dejar de tener cuidado porque siempre puede aparecer un gato que quiera seguir jugando con el ovillo ya deshecho. Pero aun en esos momentos de oscuridad las neuronas también te permiten ver sus ojos acechando.
Cuando empieces a tejer quizá tengas delante un nuevo reto: si te pasa como a Penélope y con la luz del sol deshaces lo que has tejido, tu tiempo puede hacerse interminable. Pero si esto sucede, tus neuronas ya recuerdan cómo dirigirse en sentido opuesto y lo hacen fácilmente. Tú eres quien escribes tu propia historia, y como no es la de la Odisea, tú eliges su final. Comienza a tejer de nuevo y no olvides que 21 días son suficientes para comenzar un nuevo boceto poniendo todo tu empeño.
Cuando ya conociste qué es un ovillo y cómo deshacerlo, ya viviste cómo se hace de la vida un rollo y cómo se enrolla uno sin deshacerlo.
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