Viernes: 18:00
Uno cuenta: El café era con leche y sin azúcar. Apenas el camarero dejó la taza sobre la mesa, mi brazo la rozó al girar la mano para ver la hora en el reloj. Ligeramente se desplazó quedando justo al borde. Tambaleándose, cayó salpicando sus zapatos y la taza quedó partida en dos sobre los adoquines de la cafetería.
Cuenta el otro: Estaba nerviosa, miraba la hora constantemente y no dejaba de mover sus manos. La taza de café estaba sobre la mesa y con cada movimiento la cuchara tintineaba sobre el plato.
El nerviosismo o quizá la incomodidad de aquella situación hizo que su mano golpeara la taza. Ésta cayó desde la mesa derramando todo el café sobre mis zapatos, quedando rota en mil pedazos en el suelo.
Podríamos no haber sido los únicos en aquel lugar y cada mirada daría su versión desde sus propias experiencias y pensamientos.
Viernes 17:00
Un sms una hora antes impidió estas dos versiones: " Mejor dejamos el café para otro día".
Pilar da gusto leerte! me encanta como escribes porque rapidamente atrapas la curiosidad por querer seguir leyendo tus palabras!tqm
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